Reynaldo Muñoz

El caso de las islas del Archipiélago de Nuestra Señora del Rosario resume y ejemplifica la problemática que aqueja en general al medio marino, insular y costero colombiano.

martes, septiembre 19, 2006

1. Descripción general del área: ubicación geográfica, poblamiento, características de los ecosistemas marinos del área.

1.1 Ubicación geográfica

Las islas del Rosario forman parte del Archipiélago de Nuestra Señora del Rosario, localizado aproximadamente a unos 35 kilómetros al suroeste de Cartagena de Indias, entre los 10° 00´ - 10° 14´ Latitud Norte y los 75° 53´ - 75° 45´ Longitud Oeste. Estas islas están ubicadas dentro de las aguas interiores de la República de Colombia.

Las islas, islotes, cayos y morros del Archipiélago de Nuestra Señora del Rosario, de origen coralino, rodeados por bajos y arrecifes de coral bien desarrollados, son alrededor de treinta y comprenden en conjunto un área de 384 hectáreas.

Entre ellas se destacan: Isla Grande con 206 hectáreas de extensión, 40 de las cuales corresponden a cenaguetas o lagunas de aguas salobres, quedando en consecuencia 166 hectáreas de terreno consolidado. Es la isla que soporta el mayor número de ocupantes –alrededor de 110- ubicados principalmente en su periferia, con instalaciones hoteleras o de recreación privada; en el centro de la misma, en el área boscosa, se encuentra un grupo de familias de afrodescendientes que se ha venido instalando allí en los últimos años. Le sigue en tamaño la Isla Rosario que abarca cerca de 95 hectáreas. Esta isla se conserva prácticamente intacta y sin ocupantes; representa el modelo de conservación que ha debido aplicarse a las demás islas. La Isla Tesoro tiene un área aproximada de 30 hectáreas. En ella se encuentran una casa en madera para alojamiento del presidente de la República y otra construcción para uso de la administración del Parque Nacional Natural Corales del Rosario; esta isla se encuentra en buen estado de conservación. En la denominada Isla Naval se encuentra un puesto de la Armada Nacional. Los demás son una serie de islotes, algunos de ellos artificiales, que han sido levantados por el hombre utilizando bloques de coral extraídos del fondo marino. En el islote denominado San Martín de Pajarales funciona el oceanario.

1.2 Poblamiento

Las islas del Rosario no presentan habitantes nativos autóctonos.

Hacia mediados del siglo XX se inició la ocupación ilegal de estas islas por parte de personas con suficientes recursos económicos para instalarse en este lugar paradisíaco (que no obstante no dispone de agua dulce ni elementos suficientes para levantar construcciones para vivienda o turismo) y con medios de transporte para acceder al lugar y proveer los elementos necesarios para establecerse o instalarse allí por temporadas. Por tanto, es necesario contar con importantes medios económicos para ocupar un terreno allí y poder cubrir los gastos que representan los traslados de trabajadores, elementos de construcción, alimentos, suministro de agua dulce para consumo, piscinas, etc.

Los ocupantes que han tomado terrenos de las islas y adelantado obras de infraestructura, especialmente para turismo privado, sólo efectúan visitas de recreo con sus familias y amigos durante temporadas. Aquellos que han desarrollado infraestructuras hoteleras han generado un flujo de turismo que se mantiene muy activo durante el año. La cercanía del archipiélago a la ciudad de Cartagena, así como la presencia de servicios para el turismo hacen de Islas del Rosario un lugar visitado por gran número de turistas.

La población ‘nativa’ es flotante y procede básicamente de Cartagena y Barú, desde donde ha llegado para ofrecer sus servicios a los actuales ocupantes (como cuidadores de casas y prestadores de labores domésticas) y al sector del turismo, aunque la gran mayoría de dichos servicios se contratan directamente con personal de Cartagena.

1.3 Características del ecosistema en cuestión

En el área de las Islas del Rosario se encuentran ecosistemas marinos tropicales de alta productividad y riqueza ecológica, como son los bosques de manglar, las praderas de fanerógamas y las formaciones coralinas,

Los arrecifes coralinos son los ecosistemas más complejos y frágiles que existen en el océano; están restringidos a la zona tropical del planeta y son muy sensibles a las condiciones de salinidad, temperatura, radiación solar y claridad del agua. En este bioma, las comunidades de corales hermatípicos tienen una disposición a la vida colectiva y forman verdaderas colonias; sus pólipos -animal del coral- producen una secreción basada en carbonato de calcio que origina una estructura en forma de roca, sobre la cual crece la colonia; en ella predominan los corales blandos y duros. Los arrecifes se encuentran en los diferentes océanos tropicales del mundo y en ellos habita una infinita variedad de especies de fauna y flora, que varía de acuerdo con el lugar donde se localizan; en su conjunto, son responsables de la productividad de aproximadamente el 70% de las especies de peces del océano, puesto que muchas de ellas realizan su fase de reproducción o de crecimiento larvario en estos sitios.

Los corales arrecifales regulan la salinidad del mar debido a que construyen sus colonias en los trópicos donde hay mayor radiación solar, lo que conlleva a una mayor evaporación y por lo tanto al aumento de la salinidad en esas áreas. Si se incrementan los niveles de sal en el mar, los sensibles pólipos del coral lo detectan y lo aprovechan, extrayendo el carbonato de las sales y minerales disueltos en el agua oceánica, con lo que aumenta la posibilidad de crecimiento de las estructuras coralinas. En el caso contrario, si la salinidad disminuye, también lo hace el crecimiento del sistema coralino; desaparecen algunos atolones y se disuelven grandes volúmenes de sal. En tal sentido se considera la función reguladora y catalizadora del ecosistema coralino como la de un verdadero riñón del mar que permite mantener los niveles de sodio, carbono y calcio del océano.

Las praderas marinas son comunidades costeras tropicales de plantas acuáticas fanerógamas, comúnmente llamadas pastos marinos. Se encuentran en ambientes tranquilos, con aguas cálidas, claras, libres de aportes de agua dulce y con temperaturas que fluctúan entre 25° y 31°C.

Tanto la laguna arrecifal localizada en el sector norte de las islas, como la zona somera de la plataforma marina del sur, están cubiertas por extensas praderas sobre las cuales se desarrolla una variada fauna asociada.

Los manglares son formaciones vegetales siempre verdes que se desarrollan en los limos litorales salados y móviles (en plena zona de influencia de las mareas: estuarios, lagunas y ensenadas) presentes en la zona intertropical. El manglar es un bosque bajo, que no suele sobrepasar 15 m de altura, constituido por árboles de troncos rectos y esbeltos que presentan un gran número de raíces zanco para fijarse al fango, y de raíces respiratorias o neumatóforos. Estos ecosistemas, únicos e irreemplazables, presentan una serie de adaptaciones que les permiten sobrevivir en suelos inundados por el mar, aun cuando parte de sus órganos queden bajo el agua salada.

Los dos tipos de raíces quedan al descubierto durante la bajamar y forman un entramado que alberga y proporciona refugio a multitud de especies animales, como peces, aves, reptiles y mamíferos. Además, constituyen zonas de apareamiento, cría y alimentación para gran número de peces y de invertebrados marinos.

Las especies de manglar que se encuentran en el archipiélago son el mangle rojo, el mangle negro, el mangle blanco y el botoncillo. Crecen sobre el borde de las lagunas internas o ciénagas que se encuentran en las islas, como en la de Cocoliso y en las lagunas internas de Isla Grande e Isla Rosario. Además, circundan los canales que separan ciertas islas, como en el caso de Caño Ratón entre Isla Grande e Isla Naval, o cubren algunas de las islas como Tesoro y Pajarales.

Este conjunto de ecosistemas cumple entre otras la función de regular las corrientes marinas.

Las islas además sirven de sitio de nidación de varias especies de aves residentes y migratorias.

La fauna marina presente en los ecosistemas del archipiélago es muy diversa en cuanto a número de especies; sin embargo, y esta es una de las características en la mayoría de los ecosistemas tropicales, la densidad de individuos por especie es relativamente baja, razón por la cual dichas poblaciones son altamente vulnerables a cualquier tipo de explotación.

No sobra señalar además el enorme valor paisajístico del área del archipiélago que, como consecuencia de la ocupación y la carencia de un manejo ambiental adecuado del área, también se ha visto afectado y, sin duda, continuará deteriorándose de no frenarse el avance de la ocupación.